HOMOSEXUALIDAD Y EXCLUSIÓN
LAS IMPLICACIONES DE LA HOMOSEXUALIDAD
El trabajo con familias ha demostrado que sus miembros son dirigidos por un principio o fuerza en común, a la cual se le conoce como conciencia familiar que los llevan a comportarse de una cierta manera. Por ejemplo, si en una familia, un miembro de ella ha sido excluido u olvidado, digamos un niño que murió a temprana edad, y ya no se le cuenta entre sus hermanos, entonces más tarde dentro de la familia, ya en la siguiente generación, otro miembro de ella asume la misma suerte de ese niño. Esa persona entonces quiere morir, sin que nadie sepa por qué.
Cuando el terapeuta elabora el genograma del paciente, comúnmente salen a la luz recuerdos como por ejemplo: “hubo una hermana que nació discapacitada y murió luego de tres meses...” Entonces el trabajo de constelaciones familiares permite que el miembro excluido puede ser incluido, dejando a tras las dinámicas de muerte.
En el caso de la homosexualidad:
Estar infectado con el virus o contraer Sida no es una dinámica familiar, no directamente. Por supuesto, la gente que contrae SIDA son en su mayoría homosexuales, y la homosexualidad es una dinámica familiar. Por ejemplo si hubo un infante que murió temprano y era una niña, y luego en la familia hay sólo niños varones, entonces uno de los niños tiene que representar a una niña. Ahora, esto conduce a la homosexualidad, si un hombre tiene que representar a una mujer en una familia. Pero cuando hay SIDA, el asunto principal es que enfrenten su destino y suerte.
Respecto de la homosexualidad, primero quisiera decir unas cuantas cosas generales acerca del punto de vista sistémico. Cada persona es parte integrante del sistema relacional en el que vive, y cada persona tiene un mismo valor para el funcionamiento de ese sistema, es decir, cada miembro del sistema familiar es esencial en su importancia.
Las diferencias en un sistema social permiten que éste sea más duradero y estable. Existe una conciencia de grupo que excluye a algunos miembros del grupo por ser diferentes, pero actúa a un nivel diferente que la conciencia sistémica que vela por el derecho de todo miembro de formar parte del sistema familiar. El hecho de que alguien sea excluido por ser diferente, tiene consecuencias muy serias para los miembros más jóvenes de una familia. He visto muchos casos en los que una persona más joven sufría terriblemente porque estaba identificada con un familiar mayor, que había sido excluido de la familia por ser homosexual. Los homosexuales son miembros de la familia y como tales deben ser reconocidos y valorados. De lo contrario, se hiere el amor. Este reconocimiento fundamental de la dignidad intrínseca y del valor de toda persona permite mirar las diferencias abiertamente.
Partiendo de esta base, se presenta un hecho inevitable para las parejas homosexuales: su amor no puede llevarlos a tener hijos. La procreación exige la heterosexualidad, y este hecho no puede ignorarse como si no existiera ni tuviera consecuencias. En cualquier relación de pareja sin hijos la separación significa menos culpa, es decir, se trata de dos personas que sólo se hieren mutuamente. En cambio, si una pareja de padres se separa, este paso tiene consecuencias graves para sus hijos, por lo que se les exige mucha cautela para que sus hijos no sufran por lo que ellos hacen. Esta culpa adicional hace más difícil la separación para los padres, pero, paradójicamente, también sirve de apoyo para su relación. Las parejas sin hijos ¾ entre ellas también las parejas homosexuales ¾ no pueden contar con el apoyo de estas consecuencias para mantenerlos juntos en tiempos de crisis.
Para parejas homosexuales, al igual que para otras parejas sin hijos, interesadas en una relación duradera y de amor, es especialmente importante tomar decisiones claras y conscientes acerca de los fines e intenciones de sus relaciones. Algunas metas son más probables de llevar a una estabilidad duradera en una relación que otras. El querer evitar la soledad o la sensación de vacío, por ejemplo, no es ninguna meta que pueda apoyar una relación duradera entre iguales.
Cada persona tiene su propio camino en la vida ¾ una parte se elige, pero la otra simplemente viene dada por la vida misma, sin que pueda elegirse realmente. Ésta es la parte difícil de manejar. Las personas homosexuales con las que yo he trabajado, incluso aquéllas convencidas de que ellas eligieron libremente su orientación sexual, estaban cogidas en dinámicas sistémicas, experimentando en sus vidas las consecuencias de lo que otros en su sistema hicieron o sufrieron. Estaban al servicio de su sistema, y de niños no pudieron defenderse contra la presión sistémica a la que estaban expuestos. Por tanto, éste es para ellos el segundo asunto a tratar: ellos llevan algo por la familia.
Yo no veo la homosexualidad como algo que tenga que cambiarse, y siempre que trabajo con personas homosexuales, la homosexualidad no es el tema primordial. Simplemente intento sacar a la luz cualquier tipo de implicaciones que podría estar limitando la plenitud de la vida, pero sin ninguna intención de cambiar la orientación sexual de nadie.
Implicaciones sistémicas:
1.Un niño es presionado a representar a una persona del sexo opuesto en el sistema porque no hay ningún niño del mismo sexo a disposición. Así, por ejemplo, un niño tuvo que asumir el papel de su hermana mayor muerta, porque no había ninguna niña entre los demás hijos supervivientes.
2.el caso de otro hijo que tuvo que representar a la primera novia de su padre, que había sido tratada injustamente. Éste es el patrón más doloroso y difícil que he podido observar.
3.Un hijo siente la presión de representar a alguien que fue excluido del sistema familiar o que fue difamado por el sistema, incluso si la persona en cuestión es del mismo sexo. Homosexuales que viven en este patrón tienen la posición de "marginados". Así, por ejemplo, un niño que era tratado como el primer novio de la madre que contrajo sífilis y, a continuación, rompió el compromiso. Aunque aquel novio había actuado honradamente, había sido menospreciado y desdeñado por la madre del niño. Los sentimientos del hijo, la sensación de ser despreciado, eran muy similares a lo que aquel novio debió de sentir, como si fueran sus propios sentimientos.
4.Un hijo que quedó en la esfera de la madre, o una hija que no salió del ámbito de influencia del padre, ambos incapaces de llevar a término el gesto interior de tomar a aquél de sus padres que pertenece a su mismo sexo.